Las empresas que necesitan naves industriales para su actividad tienen dos opciones: tener una en propiedad o alquilarla. Las dos opciones tienen sus pros y sus contras que hay que valorar detenidamente.
En los inicios de cualquier empresa es normal que la nave en la que desarrollan sus trabajos sea alquilada. Esto supone una menor inversión y además, si más adelante se pretende crecer, se podrá cambiar a otra nave más apropiada. En contra, está el hecho de tener que pagar un dinero todos los meses en concepto de alquiler.
Algunas empresas necesitan naves con unas propiedades muy concretas. En estos casos, sucede que si se alquila hay que realizar obras que pueden suponer mucho dinero. Y, en caso de que la empresa se vaya, es un dinero que se va a perder porque en la mayoría de los casos son cosas que no es posible llevarse.
Al dueño de la nave no le interesa negociar precios porque seguramente, una vez que la empresa deje la nave, quién venga detrás no querrá para nada esa obra y es posible que incluso la tire abajo, por lo que no le supone una mejora en sus instalaciones.
Solo obras que suponen mejoras en la estructura de la nave, como por ejemplo aislamiento, calor o extracción de aire pueden ser pactadas con rebajas en el alquiler porque sí son cosas que pueden interesar a cualquier inquilino y que permitirán que el propietario de la nave pida más dinero por los alquileres futuros.
Otra cosa que hay que valorar son las ayudas y las desgravaciones. En algunos casos, la empresa puede conseguir ayudas cuando compra una nave, pero también pueden desgravar el dinero de los alquileres. Por eso, tendrá que valorar detenidamente qué es lo que le compensa más económicamente.
Muchas grandes empresas han decidido no tener naves en propiedad y, aunque poseen naves en muchos sitios, son todas alquiladas. Es evidente que si quienes son económicamente muy fuertes optan por esta opción es porque les proporciona ventajas ya sean fiscales ya sean de otro tipo.
La compra también tiene ventajas muy grandes, como aumentar el capital de la empresa y la posibilidad de poder pedir financiación hipotecándolas llegado el momento. Además, si la nave es muy grande, se puede alquilar una parte para conseguir algo de rentabilidad. Por supuesto, también aumentan los gastos en mantenimiento de la nave.