Si eres intolerante a la lactosa, tienes alergia a la proteína de la leche o llevas un estilo de alimentación vegana seguramente has pensado en la leche vegetal como alternativa. Existen diferentes tipos de leche vegetal, pero la de avena tiene muchas ventajas, ya que es sabrosa y dulce sin necesidad de añadir azúcar y no tiene demasiadas calorías como ocurre con las realizadas con almendras.
En contra de la leche de avena juega su contenido en gluten, que si bien no es excesivo hay que tenerlo en cuenta por parte de las personas celíacas y aquellas que quieren realizar una dieta totalmente libre de gluten.
La leche de avena puede hacerse en casa con facilidad. Solo tienes que coger cincuenta gramos de avena y ponerla a remojo con agua durante veinticuatro horas. Al día siguiente escurre la avena y la colocas en una jarra con litro y medio de agua y una pizca de sal. Lo bates bien y lo cuelas. Ya tienes tu leche de avena lista para ser consumida.
Si quieres que la leche tenga más sabor puedes añadir a la mezcla canela y un poco de cáscara de limón o en lugar de agua utilizar una infusión de canela y naranja fría. En cuestión del sabor de tu leche puedes experimentar hasta encontrar el sabor que más te guste, sea el totalmente natural, el toque de limón o el toque de naranja. Algunas personas juegan con los aromas para lograr diferentes toques.
La leche comprada puede estar preparada de este mismo modo, lo cual es totalmente aconsejable. En algunos casos lleva añadido un poco de aceite de girasol o algún espesante. No suele ser un problema ya que es muy poca cantidad, tan solo para darle cuerpo y no altera, por ejemplo, una dieta de adelgazamiento.
Cualquiera de esas leches son perfectamente naturales, pero evita aquellas que tienen azúcares añadidos ya que estos no tienen por qué ser necesarios para la leche de avena. En un principio, esta bebida vegetal puede saberte un poco insípida, pero una vez que te acostumbres a su sabor verás que es dulce y que tiene un toque al cereal muy agradable.
Es perfecta para tomar con café, para beber con cacao o incluso para realizar postres, aunque siempre hay que adaptarlos porque la leche de avena no tiene prácticamente grasa, lo que puede influir en el resultado.