El turismo en Pontevedra deslumbra no sólo por sus monumentos nacionales (Santuario de la Virgen Peregrina, Ruinas de Santo Domingo, etc.) sino también por la variedad de pueblos y villas que salpican sus alrededores: Combarro, Aldán, Sela o Cangas de Morrazo. Este último esconde un doble atractivo, pues sus atractivos históricos y naturales se complementan con los de las Cíes, archipiélago que pertenece a su parroquia y cae en su área de influencia turística. De ahí que el puerto de Cangas sea un punto de partida habitual para los barcos que viajan a las islas cíes desde Pontevedra.
La oferta de playas entre Cangas y las Cíes es abrumadora: Rodas, Cantareira, Nerga, Rodeira, Bolos, Figueiras, etcétera, y sus actividades al aire libre (trekking, buceo, kayak, submarinismo, etcétera) también justifican una visita a cualquiera de estos destinos, tan populares para el turismo litoral.
A solo media hora de las Cíes, Aldán impresiona a los viajeros por sus vergeles de naturaleza, edificaciones de época y castros de origen celta. Una muestra admirable es la Casa Torre, castillo medieval que perteneció a los Condes de Canalejas. Pero si hay una estampa que caracteriza a esta pequeña localidad de las Rías Baixas es su castillo inconcluso.
Sin abandonar la ría de Pontevedra, Combarro depara al visitante un ‘desfile’ de hórreos, cruceiros, casas marineras y rutas con un indiscutible valor etnográfico. Deambular por su paseo marítimo, por las cafeterías y bares típicos de la región, sirve para abrir el apetito y para conocer el alma marinera de sus habitantes.
Los alrededores de Pontevedra también esconden un destino terapéutico: Sela, archiconocida hace un siglo por la calidad de sus aguas, que llegaron a comercializarse como «Aguas Minerales de San Martín de Sela». Hoy su río acoge el llamado Manantial de Aguas Medicinales de Sela.
Otro de los pueblos más visitados de la provincia gallega es Vilanova de Arousa, afamada por su tradición vitivinícola, con bodegas de la talla de Pazo Baión o Granbazán.