Un pequeño cambio estético en una habitación puede suponer mucho. Los seres humanos, en general, somos demasiado volubles a los cambios de humor, y tan pronto estamos alegres, como tristes. A menudo minusvaloramos la capacidad de nuestro entorno físico para influir en nuestro estado mental. Mal hecho. La decoración del hogar, por ejemplo, puede alegrarnos el día… o deprimirnos.
Una de las zonas que más me gusta de mi casa es el dormitorio. Es el más grande que he tenido nunca: un tamaño considerable sobre todo en la zona del mirador. Pero después de un par de años sentí que estaba desaprovechando este espacio que, tal vez, podría enriquecer un poco. Tras ver en una revista de decoración una casa en la que se usaban cortinas de lamas de colores en varias estancias pensé que eso era lo que quizás necesitaba mi dormitorio: algo de color.
Encontré una tienda online que hacía este tipo de cortinas a medida y solo me quedaba elegir los materiales y, lo más importante, la combinación de colores. Tenía infinitas posibilidades, tantas como colores existen en la paleta. No solo se trataba de elegir los adecuados sino de combinarlos bien: por suerte en la web ofrecían una opción para previsualizar las cortinas de lamas con los colores elegidos de forma que fue mucho más fácil seleccionar.
Y después de un par de semanas ya lo tenía instalado en casa. No digo que ahora sean todos los días un camino de rosas pero sí que me siento diferente cuando me levanto por las mañanas y veo esa cortina de colores. Me fascina su combinación… que para eso los he elegido yo. Y, además, para rematar, he colocado una gran lámina con un cuadro que me gusta en la pared que casa muy bien con la cortina.
Cada vez que viene alguien a casa y le enseño el dormitorio, lo primero en lo que se fijan ahora es en la cortina… y ya son varias personas las que me han pedido precios y recomendaciones de tiendas. Si es que un poco de color alegra la vida.