El partido más chistoso que he jugado

Había estado esperando ese partido durante meses. Era la final del campeonato estatal y nuestro equipo se había clasificado para jugar contra el mejor equipo de la liga. Todos mis compañeros de equipo y yo nos habíamos preparado mentalmente para ganar, pero hubo un pequeño obstáculo que me hizo cuestionar nuestras posibilidades.

 

La noche anterior al gran partido, me di cuenta de que había olvidado mi férula bucal deportiva en casa, a 600 km de distancia. Me sentí tan idiota por no haberlo comprobado antes de salir de casa. La férula bucal era crucial para mí, ya que era propenso a lesiones en los dientes. No quería arriesgarme a perder uno en el partido más importante de la temporada.

 

Fui a ver a un dentista local la mañana del partido y le pedí que me fabricara una férula bucal deportiva de urgencia. Me dijo que podía hacerlo, pero que tardaría al menos dos horas. Eso significaba que llegaría al campo justo a tiempo para calentamiento y nada más.

 

Decidí tomármelo con humor y aprovechar la situación para hacer reír a mis compañeros de equipo. Así que les dije que estaba tan nervioso por el partido que había olvidado mi férula bucal, pero que no tenía problemas, ya que había encontrado un dentista que podía fabricar una de emergencia. Todos se rieron y me desearon suerte.

 

Dos horas después, salí del consultorio dental con un objeto extraño en mi boca. Parecía una férula bucal deportiva, pero era tan grande que apenas podía hablar. Además, no estaba segura de que pudiera respirar bien con ella. Pero era todo lo que tenía, así que me la puse y salí corriendo hacia el campo.

 

Llegué justo a tiempo para el calentamiento, pero toda la atención se centró en mi férula bucal. Mis compañeros de equipo se rieron tanto que tuve que reírme con ellos. Incluso los jugadores del equipo contrario se rieron cuando me vieron. Era como si llevara una dentadura postiza gigante en la boca.

 

Pero lo más divertido fue cuando llegó el momento del partido. La férula bucal era tan gruesa que apenas podía cerrar la boca. Me costaba hablar y respirar, pero lo peor de todo era que no podía morder bien. Cada vez que intentaba morder el balón, la férula bucal se interponía y el balón salía volando por todas partes.

Mis compañeros de equipo se rieron cada vez que sucedía eso, pero a pesar de todo, ganamos el partido. Y aunque mi Ferula bucal deportiva Narón fuera la cosa más extraña que he llevado en la boca, todavía me hace reír pensar en ello.