Era la noche anterior a Nochevieja y todos en la ciudad se preparaban para una noche de celebración. Todos tenían sus planes preparados, desde cenas hasta eventos extravagantes, pero un grupo de amigos parecía ser el más entusiasmado.
Reunidos alrededor de una mesa de cocina, los amigos discutían lo que necesitaban para la fiesta perfecta de Año Nuevo: comida, vino y buena compañía. Ya habían elegido el menú -platos a base de moluscos mariscos y crustáceos-, así que ahora era el momento de seleccionar los vinos que llevarían.
Uno de los miembros del grupo dio un paso al frente y sugirió que, en lugar de comprar una sola botella de vino para todos los platos en la cena, deberían maridar diferentes vinos con cada plato según sus características; ¡de este modo cada botella podría ser disfrutada por todos realzando aún más su sabor! Tras algunas idas y venidas sobre las limitaciones presupuestarias, se decidió que una selección de la denominación de origen Rías Baixas sería perfecta: un vino albariño selección, blanco y fresco, que pudiera complementar todos los platos por igual sin romper la cartera de nadie.
Con el entusiasmo aumentando tan rápidamente como avanzaba el reloj hacia la medianoche, todos empezaron a preparar sus bolsas llenas de botellas (¡por supuesto!), ingredientes para la comida y decoraciones festivas antes de salir juntos hacia la ciudad en busca de su destino final: ¡donde les esperaba la cena!