Diana me lió con aquel proyecto suyo. Al principio quise apoyarla por la amistad que teníamos desde hacía muchos años, pero no me fiaba nada de que fuera a prosperar. Ella me atrajo debido a mi experiencia trabajando en una empresa de distribución de alimentos: yo ya tenía algo de conocimiento y de relación con algunos fabricantes de productos ecológicos, incluso fuera de España, sobre todo en Alemania, país muy adelantado en Europa en este sector.
Diana quería crear una tienda de alimentación sostenible, tal y como lo denomina ella. Había estudiado la carrera de historia y, paralelamente, había estado vinculada a movimientos sociales que la había llevado, poco a poco, a todo lo relacionado con la alimentación. Incluso tenía un libro preparado sobre el desperdicio de alimentos en los países más desarrollados.
Cuando me dijo que estaba decidida con lo de la tienda, buscó mi ayuda para la pusiese con contacto con empresas. Por ejemplo, le facilité un contacto de una firma de Productos lácteos certificado ecológico europeo, también de fruta y otra alemana que se dedica a fabricar comida preparada vegana también con certificado ecológico.
Poco a poco, me fui metiendo en su proyecto y me fue convenciendo. Tampoco es que yo estuviera muy satisfecho con el trabajo porque debía estar siempre rindiendo cuentas y no tenía suficiente margen de maniobra. Me arriesgué con la tienda de Diana y acepté su ofrecimiento de convertirme en socio.
Yo tenía muy claro que la ubicación de la tienda era un asunto de primera importancia. Y aunque los alquileres estaban bastante caros, apostamos por una calle de un barrio céntrico frecuentado por gente joven y alternativa. En la misma calle, hay varias galerías de arte y dos restaurantes de comida vegana.
Llegué a un acuerdo con la empresa de Productos lácteos certificado ecológico europeo y con aquellas con las que mejor me había relacionado en mi trabajo anterior. Y cuando abrimos, el éxito fue sorprendente. Diana tenía razón: era el momento ideal por apostar por el consumo responsable. Ahora ya pensamos en abrir una segunda tienda en otra zona de la ciudad.