UN VIAJE TRISTE

Hace unos cuanto meses he tenido que viajar hasta Zamora porque me había llegado la noticia de que uno de mis amigos del instituto había sufrido un accidente de trabajo y había fallecido por lo que me tuve que dirigir a la Funeraria Zamora Capital, no me fue complicado encontrarla y eso que nunca había estado el la ciudad de Zamora. Una vez que despedimos a mi amigo aproveché el desplazamiento para poder visitar a unos amigos que ya hacía unos cuantos años que no veía y como yo no suelo ir de viaje demasiado era el momento idóneo ya que estaba bastante cerca. Los amigos a los que fui a visitar estaban viviendo en ese entonces en Santillana del Mar, que era un lugar en el que no había estado en mi vida y me costó un poco encontrar el sitio en el que vivía mi amigo, porque no vivía exactamente en el núcleo urbano. Al llegar me llevé una pequeña decepción ya que mi amigo me contó que uno de sus perros había pasado a mejor vida, y era un perro al que estaba bastante unido ya que lo conocía desde que era un cachorro. Ese perro debe de ser el perro que más tiempo se ha pasado castigado, porque mi amigo lo trataba como si fuese su hijo y cada vez que hacía algo mal lo castigaba encerrado en el baño. Pero cuando mi amigo miraba para otro lado rápido le liberábamos aunque a nuestro amigo no le hiciese gracia. Por eso el perro me quería tanto, cada vez que me veía me comía la cara a besos y es una pena que ya no volvamos a poder jugar con él. Ahora este amigo mío ha tenido que adoptar a otro cachorro que no tiene pedigrí pero que es más listo y le encanta que le tiren la pelota para volver a traerla, que es algo que me encanta en los perros. Ojalá este perro le dure tantos años como le duró el otro y nos trate con el mismo amor que el otro perro nos tenía.