APROVECHANDO EL VIAJE

Una de mis amigas hace unos meses se casó con un antiguo novio de su juventud pero del que había estado sin saber de él desde hacía casi veinte años. A esta chica la conocí cuando se había venido a vivir a mi ciudad y en una de sus primeras salidas nocturnas coincidimos en un bar y congeniamos y como en ese momento todavía no conocía a nadie en la ciudad la acogimos en nuestra pandilla sin problemas, además no le venía mal a mi pandilla que viniesen más chicas con nosotros. Esta chica era de Santiago de Compostela que no es que quede cerca de mi ciudad pero en coche o en tren se hace un viaje relativamente rápido. Esta chica iba muchos fines de semana a casa de sus padres para poder verles de vez en cuando y también para ir a una clínica de odontologos en santiago donde le estaban arreglando la dentadura que a decir la verdad la tenía bastante deteriorada y después de unos cuantos meses le dejaron la dentadura como si fuese nueva. Es increible como trabajan los dentistas hoy en día porque hasta no hace mucho tiempo ir al dentista era la mayor pesadilla de mucha gente porque los dentistas en esa época solían hacer bastante daño. Por fortuna, las anestesias han mejorado mucho durante estos años e ir al dentista se ha convertido en algo normal sin que se convierta en una pesadilla para casi todos. Y digo casi todos porque sigo conociendo a gente a la que le da verdadero pavor tener que ir al dentista y prefieren morirse de dolor antes que tener que pasar por la consulta de un dentista. 

Por fortuna he tenido la suerte de tener una buena dentadura por lo que he tenido pocos problemas con los dientes, pero otras personas de mi familia se llevaron la parte mala de los genes y sus dentaduras ya eran malas cuando éramos unos niños. Es más, uno de mis primos creo que ya no le queda ningún diente suyo mientras que yo sigo teniendo todos mis dientes.